Compromiso con los derechos humanos

Cada 10 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos. Recogimos testimonios de referentes de distintas luchas, colectivos y organizaciones que demuestran, día a día, compromiso en la tarea que realizan, empoderamiento trabajando codo a codo con sus compañeres, reivindicando identidades, derechos y rebeliones, enfrentando obstáculos a libertades y realizándolo durante años, volviéndose imprescindibles:

Romina Marucco, militante de HIJOS Rosario y trabajadora social:
"Me parieron las resistencias de les compañeres de los setenta. Me afilié a su lucha empecinada con les H.I.J.O.S en los noventa. Me contaminé con los barrios Ludueña, Cristalería, Saladillo, La Sexta. Me hice un poco territorio, tengo sus huellas. Me descosieron el hambre, la impunidad y las violencias. Me cobijaron las banderas tejidas de las memorias, la justicia social y los feminismos en una urdimbre que me fuga, insistentemente, en la búsqueda de mundos libres, anticapitalistas y despatriarcalizados. Me dejé habitar por el amor marrón de mis abuelas. Me dejé agujerear por sus sufrimientos y los hice cuerpo. Mi identidad, por lo tanto, como un espacio colectivo en un hacer continuo de luchas, deseos, angustias y resistencias, de cuerpos, territorios, nombres, amores, ternuras, sabores, olores, entre otres. En un "nosotres" que me habitan y me nombran".

Antonia, de Vecinas de La Sexta en Lucha:
"Desde hace tres años mis vecinas y yo luchamos por el derecho a la vivienda digna, por no ser desalojadas y por las necesidades básicas del barrio: agua, luz, urbanización. No se respeta ninguno de esos derechos que se formaron hace tantos años y es indigno que tengamos que reclamarlos.
Acá no está garantizado lo elemental, en la pandemia nosotras tuvimos que cocinar para nuestros vecines. Queremos que toda familia tenga comida, trabajo y salud, eso es la dignidad. Los gobiernos de turno nos vulneran, no queremos que haya más esta desigualdad en la querida Argentina, con tantos recursos acaparados siempre por el mismo sector: los grandes empresarios a los que el Estado les garantiza poder hacer negocios inmobiliarios sobre tierras nuestras, estatales. Nunca escuché a alguien moralista decir: "Usurparon esas tierras". Legítimamente podrían ser viviendas sociales.
Nos vamos a seguir plantando para que los derechos humanos no sean solamente algo escrito, lucharemos para que se ejecuten".

Fernanda Serna, creadora de la Ademur #niunamenos:
"Durante la pandemia nos dimos cuenta de que no se estaban ocupando las plazas de los refugios ni haciendo muchos llamados, así que salimos a buscar a las mujeres que no estaban pudiendo pedir ayuda, que estaban pasando todo el día encerradas con sus abusadores y golpeadores.
Pusimos un comedor en Barrio Mangrullo para acercarnos, sabíamos que ahí había muchas situaciones de violencia sin denunciar. Rescatamos a cinco mujeres y a siete niños. No podían pedir ayuda porque casi ninguna usa celular, los manejan los hombres en sus casas.
También colaboramos con los planes de estudio y con el IFE porque, al no tener internet, se les dificultaba hacer trámites. Falta mucha alfabetización, más en las mujeres porque suelen avocarse a las tareas de la casa, que les impiden estudiar.
Hubo ausencias de todos los Estados, pero hoy saben adónde recurrir. La Justicia fue lo peor de toda la pandemia. Era difícil antes y en este contexto no hubo justicia para nadie. No investigaron ni se llevaron detenido a ningún violador ni golpeador, dejaron a las víctimas sin derecho a estar tranquilas".

Gabriela Hemela, trabajadora sexual, puta feminista:
"Nosotras, nosotros, nosotres exigimos al Estado la descriminalización del trabajo sexual y la eliminación de la violencia institucional hacia quienes lo ejercemos. Buscamos que la sociedad no nos discrimine, la derogación de los artículos contravencionales y de las normativas que penalizan el ejercicio de nuestro trabajo en la vía pública.
Para eso necesitamos una ley de reconocimiento de derechos que nos habilite el acceso a obra social y a aportes jubilatorios. Hay que revisar la ley 26.842 de trata de personas, aprobada en el año 2012, porque equipara trata y trabajo sexual. Es vital que haya políticas públicas para quienes quieran opciones de trabajo distintas, que desde los medios de comunicación se aborde el trabajo sexual desde una perspectiva de derechos y no se nos estigmatice.
Seguimos exigiendo justicia por Sandra Cabrera, referenta de @ammar_rosario asesinada el 27 de enero del 2004 luego de haber denunciado complicidad policial en redes de trata y de explotación sexual infantil en las cercanías a la terminal de ómnibus local. Y justicia por todos los asesinatos de trabajadoras sexuales cis y trans que quedaron impunes".

Morena García, escritore, travesti y militante:
"De chiquita iba a comprender que esa palabra, "humano", no me pertenecía. De chiquita iba a entender que "derecho" era solo la palabra de la maestra que se gatillaba cuando me recostaba cansada en el pupitre luego de caminar por cuadras eternas para llegar a la escuela. Al ser niñez marica, no tenía ningún resguardo, ningún paraguas legal para el vecino que decidía violarme.
Había derechos que no eran para mí. El derecho a ser cuidada, protegida y preservada; el derecho al juego; el derecho a la identidad (más allá de lo expresado en ese librito verde) al que parecía haber renunciado a los tres años, cuando decidí ponerme la ropa de mi vieja.
La policía luego me recordaría que yo estaba del otro lado de los Derechos Humanos. La familia, también. Al igual que la escuela y que los vecinos. Volverse una paria iba a ser un ejercicio de supervivencia ante el coto delimitado de los derechos, ante el club exclusivo donde aquelles que expresábamos lo que éramos, sin caretearla, parecíamos quedar siempre en la puerta.
Por suerte no era la única. Miles de esas migrantes ilegales expulsades de "la tierra prometida de los derechos" nos encontramos de a poco, para poder contarnos y curarnos las heridas, para organizarnos y mostrarles que acá estamos, que construyeron un mundo sin nosotres y que fracasó. Construyeron una humanidad sin nosotres y fracasó. Su heterocentralidad y sus fronteras de lo normal fracasaron
Avanzamos a fuerza de lucha y de sangre. Las nuestras nos duelen, pero levantamos sus banderas; su memoria no será en vano. Hoy somos inevitables, empezamos a ver cómo de a poco se cumple eso a lo que ustedes llaman "derechos humanos". Mataron a nuestras infancias, también nos desaparecieron. Fuimos presas por causas inventadas. La salud para nosotras fue un deseo. Toda política pública fue diseñada por ustedes y sin nosotras, hijas suyas y huérfanas de todo y de todos.
Paki ONU. Pakis mi viejo y mi vieja. Pakis los tuyos. Paki vos, que seguís en tu casa cuando nos niegan algo y salís a agitar las banderitas de lo que solo sentís que te representa. Paki la yuta. Paki el médico. Paki la maestra que nos dijo que fuéramos al baño de nenes y repitió nuestros nombres como clavos en un cajón. Paki el feminismo que siente que no debe ser transfeminista. Paki la humanidad fracasada. Paki el que me alquila porque él es hetero y tuvo la oportunidad de heredar; yo tuve que pagar un plus porque no tuve garantía, mi familia no me garantizó nada (menos mi independencia, forzada por ellos). Paki mi familia. Pakis mis vecinos, los violadores.
Paki vos que leés esto y pensás que no te atañe.
Tengan en cuenta que, más allá de toda la sangre y de la memoria de las nuestras, no será gratis. Con amor pero firmes, ni un paso atrás. Somos un futuro: no el suyo, el nuestro. Somos tan generosas que exigimos derechos y no venganza".

Jessica Gardner, afroargentina, música y estudiante de Psicología. Militante antirracista, partícipe de AfroMujeres y Disidencias Rosario y del Bloque Antirracista de la Ciudad de Rosario:
"Para los cuerpos racializados y afrodescendientes de Argentina, el derecho a la identidad es deuda, hace falta un marco legal. Desde 2013 contamos con la ley 26.852, que conmemora el día de los/as afroargentinos/as y de la cultura afro, conquista de las comunidades afrodescendientes del país; una de ellas, les afroargentines del tronco colonial, conformada por descendientes directos de las personas que fueron traídas a este territorio como mano de obra esclavizada para fundar el Estado-Nación.
Recién a los 26 años supe que la madre de la patria era una mujer negra. El racismo estructural es una problemática que opera desde no tener bibliografía de autores negres en la universidad (a la que no muches podemos acceder) hasta entrar a un local y que no te saquen los ojos de encima por tener más melanina en la piel.
En 2015 la ONU reconoció a los afrodescendientes como grupo específico cuyos derechos humanos debían promoverse y protegerse, centenas de millones vivimos fuera de África. Tuvimos que aclarar que éramos parte del feminismo, pero que primero luchábamos por ser reconocides como seres humanos. Necesitamos votar y abortar, pero el derecho no comprende nada si no hay una persona jurídica".

Vitu Favalli:
"Hace un par de años me hizo un click con respecto a mi historia personal de tener un abuelo desaparecido. Junto a él, mi abuela y mi vieja estuvieron secuestradas y eso es realmente algo que me toca de cerca, como un quiebre. Sobre todo en las marchas, ver a tanta gente movilizándose por algo que le pasó a mi familia, pero que también le pasó al país.
Entonces pienso cuáles son los límites o cuándo se dibujan los límites entre lo público y lo privado. Qué fantástico es colectivizar las luchas y poder pensarse justamente en colectivo y en conjunto.
Mi abuela es de otra generación, de otros momentos, de otras vivencias; y, para ella, la lucha de los pañuelos blancos en mi generación (en nuestra generación) muta también a la lucha de los pañuelos verdes. Me parece hermoso que compartamos eso, que las distintas generaciones y personas nos encontremos en las calles en todas esas luchas.
Me parece que la identidad es algo que se construye, que muta; hay muchas cuestiones que entran ahí. Realmente creo que lo colectivo es lo que nos da identidad".

Soledad Gorostiaga:
"Yo soy una mujer cis, lesbiana, soy madre, estoy casada con otra mujer, feminista y activista de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Aquello por lo que luchamos no es solo para mí sino también para otres: derecho a la identidad, al libre goce de la sexualidad, a decidir sobre el propio cuerpo. La ampliación de derechos nos hace más libres a todes.
Los Derechos Humanos son eso que las "minorías", no entendidas en términos numéricos sino de poder, conquistan. Y esa conquista es fruto de la lucha colectiva, de poner el cuerpo, de sostenerse y de pelearla hasta lograr el objetivo".

Noah Pellegrini, activista no binarie, fotógrafe de Sin Cerco:
"Vivo en un presente binario en el que muches no encajamos ni queremos encajar. Somos los bichos raros que deformamos el lenguaje, atropellamos a esta sociedad con nuestras corporalidades que no piden permiso para ser.
Soy Rulos, mis pronombres son neutros y lucho todos los días desde todas mis formas para reconocerme y que me reconozcan.
También lucho por mi derecho a la identidad contra un Estado ausente del que no tengo respuesta hace años sobre mi pedido para que ya no se me obligue a llevar una identidad de la que no soy parte.
Y lucho contra todos los Raules que viven en la comodidad de la heterocisnorma y contra todas las Mabeles feministas que levantan la bandera de sus feminismos diciendo “incluirme”, como si antes de que elles me vieran yo hubiera vivido en alguno de los tantos “closets”, en una sociedad paralela sin voz.
Lucho por las infancias libres y por el futuro no binario. Les no binaries existimos, resistimos y también abortamos".

Julieta Riquelme, hermana de Jonatan Herrera, integrante de la Multisectorial Contra La Violencia Institucional:
“Por fin pude entender. Sé que la muerte de mi hermano es lo peor que me pasó en la vida. Y es duro decirlo, es contradictorio; pero también fue importante
para mí porque me encontré yo. Le debo lo que soy hoy.
Es increíble porque siento que la muerta antes era yo. Siento
que estaba muerta, que no existía. Una de las personas que más amé en la vida se fue y yo existo detrás de esa persona.
Ningún pibe nace para ser remera. 52 disparos contra Joni me cambiaron la vida por completo, quedarme en casa nunca fue una opción. El 4 de enero de 2015 más de 25 policías lo fusilaron, hoy están todes en libertad. Cada 28 horas une pibi es asesinade por la policía, el Estado lo niega, no investiga, está ausente y es responsable.
Somos hermanas, madres, tías y abuelas de pibes fusilados, acribillados, desaparecidos. Somos las del lujo popular de resistir. La Multisectorial Contra La Violencia Institucional, entre llantos y risas, me acobija y me abraza. La lucha colectiva me sostiene contra la impunidad, me arma para generar conciencia y para construir justicia social.
Hoy, a casi 6 años, elijo salir a luchar contra el gatillo fácil, reivindico las banderas de Nunca Más por Memoria, Verdad y Justicia".

Juana Madussi, estudiante de la Escuela EETP N° 625 "Carlos Guido y Spano" y militante del CECGYS625:
"Nuestro centro de estudiantes se armó en 2018 y es principalmente feminista. Este año tuvimos que amoldarnos a la virtualidad, les docentes generaron sus herramientas para dar clases y muches estudiantes hicieron tarea desde un celular. La pandemia resalta las injusticias; quienes tenían problemas económicos para pagar el boleto de bondi hoy no tienen conectividad.
No se puede abordar la militancia sin pensar en los Derechos Humanos, en las Madres. La noche de los Lápices es un momento que nos atraviesa a les secundaries, identificades con pibes de edades similares que sufrieron la dictadura. El feminismo y la lucha por los Derechos Humanos van de la mano, se acompañan.
La ESI es indispensable para que les niñes reconozcan su cuerpo y el de le otre. Decimos que sin ESI no hay Ni Una Menos porque permite reconocer violencias que reproducimos y que atentan contra nosotres. Abarca la diversidad y debe ser transversal, desde cómo ponerse un forro hasta la perspectiva de género que muestra que a la historia también la hicieron las mujeres".
Fotografías: Noah Pellegini, Julia Oubiña, Cristian Maiola
Edición: Candela Dolores, Diego Carballido
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