Tener a mano el recuerdo de las Abuelas eternas

“Las Abuelas no tienen miedo. Lo peor que podía pasarles ya pasó”
Por Diego Carballido Fotografía: Cristian Maiola
En nuestro país el 22 de octubre se reconoce como el Día Nacional del Derecho a la Identidad. Una fecha que revindica la lucha titánica de las Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda y recuperación de la identidad de los cientos de niñas y niños que han sido secuestrados durante la última dictadura cívico militar.
En este año atravesado por una pandemia, donde las calles han sido restringidas por motivos sanitarios para evitar la propagación del coronavirus, el recuerdo de los 43 años de Abuelas buscará hacerse presente de forma virtual en las redes sociales.
La consigna es simple, hay que escribir el nombre que nos identifica en la palma de la mano y compartir esa fotografía para sociabilizar el apoyo y reconocimiento al incesante reclamo que vienen realizando las Abuelas a lo largo de las últimas décadas.
Una lucha que dejó su huella, literal, en cuanta plaza del país tuvieron la oportunidad de marchar. Un reclamo que, ante la indiferencia de la justicia, las obligó a abandonar su cotidianidad y montar sobre pancartas y pañuelos la necesidad de encontrarse con sus nietos arrebatados por la ferocidad de una dictadura que solo supo de aberraciones y violaciones a los derechos humanos.
En el arduo camino de la historia de las Abuelas hay mojones de alegría. La aparición de un nuevo nieto o nieta inunda de sonrisas las conferencias de prensas donde con orgullo estas mujeres comparten la noticia de que alguien más pudo reconstituir su historia personal recuperando su identidad y de esa manera puede volver a armar una línea histórica familiar que fue arrebatada a fuerza de torturas y partos clandestinos.
Aún quedan 300 razones por las que las Abuelas van a dar hasta su último aliento por saber qué fue de la vida de esas personas que hoy transitan sus días en el seno de alguna familia que pudo haberles entregado algún tipo de contención, pero a quienes les negaron la posibilidad de reconciliarse con su pasado.
A las 300 identidades que aún faltan encontrar, se les negó el acceso un derecho constitutivo.

Foto: abuelas.org.ar