Sin Cerco http://sincerco.com.ar/2020/09/16/me-preocupa-que-la-pandemia-deje-cierta-retraccion-en-las-formas-de-vincularnos/ Export date: Sun Sep 24 0:10:26 2023 / +0000 GMT |
"Me preocupa que la pandemia deje cierta retracción en las formas de vincularnos"![]() Por Azul Martínez ¿Cuáles son los sentidos que se ponen en juego en las consignas anticuarentena? ¿Hasta qué punto las restricciones pueden usarse como estrategia para frenar los contagios? ¿Qué actitud deben tomar los gobiernos frente al descontento social que generan las medidas para combatir la pandemia? ¿Cuándo se vuelven peligrosos los discursos de odio que instalan ciertos sectores políticos en los medios de comunicación? ¿Cómo rebatirlos? Para intentar dar una respuesta a este cúmulo de interrogantes, Sin Cerco se comunicó con Juan José Giani, filósofo, escritor y docente de la Facultad de Humanidades y Artes (UNR). Giani es autor de varios libros, entre ellos: 200 Años Construyendo la Nación, Filosofías Del Kirchnerismo y Perón, una filosofía política. También escribe notas de opinión y varias de ellas salen publicadas en el diario Página 12. Es claramente desde una visión, en parte política en parte filosófica, que Giani intenta dar respuestas, o al menos reflexionar, sobre el momento tan particular que se vive hoy en la Argentina y en el mundo a raíz del coronavirus y sobre aquellos comportamientos o sensaciones que pueden llegar a quedar en la sociedad una vez que la pandemia pase. --¿Qué reflexión hacés del momento tan particular que estamos viviendo? --Estamos en un contexto muy especial, muy delicado, es una pandemia inédita en décadas y además a esta altura está claro que nadie sabe bien cómo manejarla a nivel mundial. Con esto me refiero a su intensidad y duración. Se trata de un fenómeno que ni biológicamente ni políticamente está claro cómo se va a ir yendo, entonces eso genera una situación que implica cuarentena y controles por un tiempo más prolongado del que uno se imaginaba inicialmente. Es lógico que eso vaya suscitando un estado de inconformidad y malestar social. -En las marchas anticuarentena confluyen, desde personas que perdieron sus trabajos o que vieron su economía muy afectada por las medidas para frenar la pandemia, a otras que acusan al Gobierno nacional de querer pasar por encima de las libertades individuales, personas que dicen que el virus no existe, que afirman que vamos camino a ser Venezuela. ¿Qué análisis haces sobre esta heterogeneidad en el público y en los reclamos? --Primero hay que ser muy respetuosos de esa sensación de la gente respecto de las privaciones que está experimentando. Yo creo que, así como hay una conciencia generalizada de la importancia de cuidar la vida y hay una tolerancia tal vez mayor de la esperada a las cuarentenas y a los cuidados para nuestra salud, también es entendible que se haya generado un estado creciente de malestar económico, psicológico y afectivo. No hay que condenar rápidamente distintas manifestaciones de sectores que reclaman apertura o atención a sus derechos que hoy se ven limitados. Hay que distinguir el reclamo legítimo de posiciones de cierto fanatismo, ideológicamente muy reaccionarias que se ven en esas marchas, que implican un rechazo al Estado, una cierta irresponsabilidad sanitaria, también una especulación política respecto al gobierno de Alberto Fernández. Van a seguir habiendo situaciones de hartazgo social, pero creo que la tarea de los gobernantes va a estar en saber separar el reclamo artero del que no advierte la gravedad de la situación, del malestar de ciudadanos que se ven en un momento muy delicado. Eso, tanto en el análisis político como en el de la gestión pública hay que saberlo manejar con mucho tino. "La inteligencia de un gobernante está en aprender a trabajar en la complejidad social, saber qué cosas repudiar y cuáles escuchar". --Desde el oficialismo se escucha un poco la voz de quienes menosprecian estas manifestaciones o las reducen a convocatorias donde parece que solo asisten sectores de derecha que quieren perjudicar la gestión de Alberto Fernández.. --El Gobierno tiene que dar importancia a estas marchas, comprender la sensibilidad de las personas que no pueden juntarse con sus familias, que deben cerrar sus negocios. Yo creo que aun inconformes, la mayoría de los argentinos entendieron que hay que cuidarse. Pero esa conciencia convive con reclamos y necesidades de personas que hay que escuchar y saber buscar soluciones parciales a sus problemas. La inteligencia de un gobernante es la de aprender a trabajar en la complejidad social, saber qué cosas repudiar y cuáles escuchar. --También es real que en los medios de comunicación se escucha a ciertas figuras de la oposición llamar a la desobediencia civil como en el caso de Patricia Bullrich o Elisa Carrió. También hay que poder separar los comportamientos patológicos de la totalidad social. Uno tiene que ser respetuoso de las sensaciones de cansancio social y no tiene que agredirlas ni discursivamente ni de otras formas. Los gobernantes también tienen que poder aislar a ese otro sector que busca el caos, lo cual a veces implica condenar cierta prédicas o actitudes que tienen algunos referentes de la política y algunos personajes ridículos como Alfredo Caseros, que intentan construir opinión pública sin ser políticos. Hay que tratar que eso no sea representativo de un universo más grande personas. Manifestaciones de reclamos ha habido, no solo las que convoca la oposición política, también hubo marchas de gente que tenía gimnasios o negocios que no podían abrir, o ahora la marcha que hubo de los bares cuando la provincia dispuso su cierre a partir de las siete y media de la tarde. "En este contexto cada gobierno tiene que ir estableciendo cuál es el límite de lo aceptable a la hora de pensar en habilitar actividades". --Por estos días se escuchó mucho la frase de que el Gobierno no deja trabajar a la gente, ¿qué pensás acerca de esto? --Sí, estoy de acuerdo con esa afirmación. Dicho así suena medio brutal, pero la cuarentena implica limitaciones de todo tipo, inevitables para evitar la circulación de las personas. Esas decisiones se dan acá y en todo el mundo y son necesarias para que este virus no se propague. Igualmente, en este contexto cada gobierno tiene que ir estableciendo cuál es el límite de lo aceptable: si abrimos los bares o no los abrimos, si abrimos los shoppings o no los abrimos. Son límites imprecisos que todos los gobiernos atraviesan respecto de hasta dónde se pueden habilitar actividades y hasta dónde no. Ahí estamos en el terreno de la letra fina y es cuando aparecerá la inteligencia de los políticos a la hora de agarrar el bisturí y elegir dónde cortar --Luego de que Perotti anunciara el retroceso de fase para Rosario y otros departamentos de Santa Fe, se generaron movilizaciones en distintas localidades y un fuerte rechazo de parte de algunos sectores, a pesar de la escalada de contagios que está habiendo. ¿Qué salida le queda al Gobierno provincial para evitar que la situación empeore? --Dadas las medidas tomados, el Gobierno provincial tiene que buscar mecanismos de asistencia para los sectores que se ven más perjudicados por esas restricciones. En el caso del Gobierno nacional se han hecho muchas iniciativas buscando paliativos como el IFE y el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción ATP. Sin embargo, se deberán seguir buscando otros porque si todos partimos de la idea de que esto, en mayor o menor medida, se va a seguir prolongando en el tiempo, entonces se hace necesario evaluar cuáles son los sectores más perjudicados, o que van a demorar más en volver a la normalidad para generar mayores mecanismos de asistencia. ![]() --En este sentido, ¿considerás que el proyecto que propone gravar las grandes fortunas es un buen mecanismo para seguir generando estas iniciativas de asistencia? --Lo considero una buena idea porque al Estado le hacen falta recursos. Se le cayó la recaudación porque hay menos actividad económica y aumentó sus gastos para subsidiar a los sectores más desprotegidos, por ende, hay que buscar mecanismos extraordinarios de financiamiento y el impuesto a las grandes fortunas puede ser uno de ellos. Además, es algo tan elemental como que las personas con mayores riquezas hagan un aporte extraordinario para tratar de arrimar recursos que le permitan al gobierno asistir a esos sectores que están viéndose más perjudicados. --¿Creés que la pandemia dejó al descubierto más rápido las tensiones que surgen de los distintos sectores que hoy conforman el Frente de Todos? --No, no me parece, por lo menos no en el tema de la pandemia. En el caso del Frente de Todos veo homogeneidad en tratar esta problemática, creo que hubo un trabajo muy coordinado y sigue habiendo criterios comunes. No veo la puesta en funcionamiento de discrepancias en este terreno.
--Yendo al terreno de la seguridad, ¿cuál es tu reflexión acerca de la protesta llevada adelante por la Policía Bonaerense y la forma en que vehiculizó ese reclamo? --Me parece que es un fenómeno del que a todos nos falta información, más que nada sobre cómo se llegó a esta situación. Me da la impresión, a priori, con los datos que tenemos, que hay un deterioro en las condiciones de trabajo de las fuerzas de seguridad. Creo que las fuerzas de seguridad junto con los trabajadores de la salud son los más expuestos a esta pandemia y esta situación, sumada a un atraso histórico en el salario de la policía de la provincia de Buenos Aires, llevó a que estallara. De algún modo no se lo advirtió en su debido tiempo y forma. Por supuesto uno tiene que condenar la manera en la que se hizo el reclamo, de ir a protestar a la Quinta de Olivos, eso es algo intolerable, pero no quita que esos reclamos, muchos de los cuales son legítimos, deban ser atendidos rápidamente. Después lógico, cuando pasa algo como esto aparecen las manos negras, que son las que desconocemos. Siempre cuando hay un reclamo de las fuerzas de seguridad, gente que porta armas, eso genera una cierta intranquilidad pública, ahí aparecen actores más siniestros que seguramente deben estar dando vueltas. Pero vuelvo a la misma idea, hay que saber aislar a los siniestros de los genuinos, cosa que estará en tarea del gobernador de Buenos Aires. --¿Qué lectura hacés del futuro, cuando todo esto pase? ¿Podremos volver como sociedad a la vida que llevábamos antes? --Creo que va a quedar un cuerpo social muy dañado, el mundo va a arrancar de varios escalones debajo de donde estábamos y eso no se va a arreglar en seis meses, subir esa escalera va a llevar tiempo. A mí una cosa que me preocupa es que nosotros no naturalicemos estas cuestiones que hoy nos toca hacer por el contexto tan particular que estamos viviendo. Hubo una especie de retracción del vínculo a nivel de la vida individual, retracción de todo tipo, hasta sexual: no tocarse, no besarse, no encontrarse, inclusive no ir a lugares públicos, en parte porque no se puede, pero en parte si pudiéramos tendríamos miedo de hacerlo por la posibilidad de contagiarnos. Creo que algo de todo esto puede quedar, que la pandemia pueda dejar una especie de inclinación social a cierta retracción en las formas de vincularnos y eso me preocupa. Me gustaría que cuando aparezca la vacuna podamos volver a retomar nuestros vínculos habituales, nuestros afectos, podamos volver a las cosas buenas que teníamos antes, a tener una vida plena. ![]() Fotos: Joaquín Martínez |
Post date: 2020-09-16 23:29:52 Post date GMT: 2020-09-16 23:29:52 Post modified date: 2020-09-17 12:40:27 Post modified date GMT: 2020-09-17 12:40:27 |
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