Aislarse a miles de kilómetros

Por Diego Carballido
Los hechos trascendentales de la historia tienen, en general, un impacto por su magnitud pero también porque generan un sinfín de pequeños relatos. Historias particulares que surgen a partir de cómo se va modificando la vida de las personas en función de lo ocurrido.
Irene Correa forma parte del equipo de redactores de Sin Cerco desde sus inicios. Hace un año decidió probar suerte en la Península Ibérica. Se instaló en una ciudad que ella describe como «una de las más grandes de España y de las más turísticas». De esa manera sintetizó a Sevilla, el lugar donde ahora tiene que transitar su vida junto a su pareja en el estricto aislamiento que impuso el gobierno español, como un paliativo para tratar de frenar las miles de víctimas que el coronavirus está produciendo en ese país.
«No soy especialista, pero las medidas se debían tomar antes viendo lo que pasó en China e Italia. Incluso viendo lo que la misma sociedad española estaba demandando», razonó Irene, mientras en el tono de su voz se transparenta la angustia que le genera pasar por esta situación. «En mi caso, estoy ilegal porque se fueron demorando los trámites y los papeles que tenían que llegar de Italia. La situación hizo que se cierre todo y obviamente mis papeles nunca llegaron. Así que estoy trabajando en negro” cuenta Irene. Su novio trabaja como músico, pero fue una de las profesiones que sufrió rápidamente las consecuencias de la cuarentena al cerrarse teatros y salas de conciertos.
Dos escenarios, la misma ciudad
En un ejercicio comparativo, Irene recordó cómo era la ciudad que la recibió hace doce meses atrás y el paisaje con el que se encuentra ahora en las esporádicas salidas que puede hacer de su departamento. «Acá, durante gran parte del año hay mucho turismo. A esta altura del año pasado, era muy común salir a la calle y encontrarse con muchos idiomas diferentes. Es una ciudad que vive en la calle. Se come mucho afuera y la gente se junta a tomar caña con sus amigos en los bares. Por una cuestión cultural o social, la mayoría de los encuentros son afuera de sus casas».
«Eso ya no está pasando porque la situación es complicada», explicó Irene. Su paisaje ahora se compone de «calles muy silenciosas y con olor a lavandina. Se empieza a escuchar el ruido de las aves o de las campanas de las diferentes iglesias. Hay mucha menos suciedad en el ambiente y lamentablemente hay gente que sigue yendo a trabajar porque no puede dejar de hacerlo».
«Empezamos a interactuar desde los balcones con los vecinos que no conocíamos, cuando salimos a tomar un poco de aire. Las obras en construcción siguen en marcha igual que el sistema de salud, las farmacias y los supermercados que son los que están garantizando el alimento. No hay faltante de productos, a pesar de esas fotos con góndolas vacías. Sucede que la gente va muy temprano a comprar y se lleva bastante mercadería y no se llega a reponer», detalló Irene y asegura que “todo es muy raro y para nosotros es bastante difícil».
A pesar de su situación, Irene no deja de pensar de manera global en las consecuencias de esta cuarentena y espera que «se contemple todo lo que esto implica”, porque “hay gente en situación de calle o quienes que no van a tener ingresos para seguir pagando el alquiler. Hay mujeres que se van a quedar con sus parejas violentas en la misma vivienda. Es una situación que va a tener un impacto social y económico muy grande. Esperemos que pase lo más rápido posible».
Sobre el final, Irene demuestra que sigue cotidianamente cada una de las novedades sobre cómo se está afrontando aquí la pandemia y asegura: «En Argentina, se están tomando las medidas que se tomaron en España, pero cuando acá ya teníamos miles de casos, lo que da un panorama un poco más alentador. A pesar de no saber cómo se va a desarrollar todo, ya que hablamos de un virus muy contagioso”, y agregó «es una tranquilidad que la pandemia se da en el momento en que hay un Ministerio de Salud funcionando».
Los abrazos nos encuentran a la distancia. Los preparativos cambiaron, los pañuelos blancos aparecen en balcones y…
Publicado por Irene Correa en Martes, 24 de marzo de 2020
Fotografías: Irene Correa