La Quinta de Funes, entre la memoria y el olvido

Por Azul Martínez.
«En Funes las casas no se apiñan unas con otras, están separadas por cercas vegetales
aisladas en montículos de césped bien cortados, sombreadas por paraísos, eucaliptos,
pinos y otros árboles añosos. Los chalets californianos, los cottages, están alejados
de las simpáticas callejuelas de tierra, recluidos en su intimidad gozosa».
MIGUEL BONASSO – RECUERDO DE LA MUERTE
Ubicada en un terreno de aproximadamente dos hectáreas se encuentra La Quinta de Funes. Permanece señalizada en su entrada principal, sobre la ruta 9, con un cartel que indica el horror de otra época: “Aquí se cometieron crímenes de lesa humanidad”. Según consta en el Archivo Nacional de la Memoria y en causas judiciales, funcionó entre septiembre de 1977 y enero de 1978, durante la última dictadura cívico militar. Su gran portón permanece cerrado con un candado y las enormes plantas que hay alrededor del predio dificultan visualizar su interior, aunque ya desde afuera uno puede percibir la inmensidad del lugar.
Sobre su entrada se abre la diagonal San José, que se ubica paralela a la ruta. Esta calle es cortada perpendicularmente por General Mosconi. Si alguien camina por ella no se sorprenderá de ver el costado más conocido de Funes: el de una ciudad de casas quintas con piletas, parrillas y quinchos, algunas habitadas de forma permanente, otras visitadas en días de descanso. Al continuar la travesía, es posible toparse con una tranquera vieja y despintada que hasta no muchas semanas atrás permanecía abierta.
La tranquera está ubicada en un lugar recóndito dentro de la manzana, en una zona donde no circulan los autos ni hay casi viviendas. Sin embargo, un grupo de jóvenes que salieron a caminar la encontraron. Desde su entrada se veían dos casas: una de ellas, la principal y la otra más pequeña, a pocos metros, sumergidas en un paisaje de abundantes yuyos crecidos que delataban su estado de abandono. Aquellas personas curiosas que se adentraron en el lugar descubrieron que las casas también permanecían con sus puertas abiertas, mostrando interiores llenos de polvos, telarañas y un par de vidrios rotos.
“Estába alquilando en Funes, con amigos, a la vuelta de la Quinta. Un día fuimos a hacer compras y elegimos tomar un camino diferente, así fue como descubrimos que había una entrada trasera al predio y la tranquera estaba abierta, lo cual nos llamó la atención. Al entrar realmente esperábamos ver algo muy diferente a lo que encontramos, porque afuera decía que era un sitio de Memoria, que estaba en proceso de recuperación y no parecía más que un terreno con pocos cuidados y con sus casas abiertas y abandonadas”, señaló Florencia a Sin Cerco.
Un reclamo social
Sobre el final de la gestión municipal anterior, que estuvo a cargo del intendente de Cambiemos, Diego León Barreto, la situación de Funes era muy compleja. David Rullo, miembro fundador del partido funense Unidad Popular, señaló que convivían con una gran cantidad de problemas como, por ejemplo, la falta de mantenimiento de las cuadras y la recolección de basura en los barrios. Según consideró, ante este panorama, la Quinta estaba lejos de ser una prioridad.
“Sabíamos que estaba abierta, pero nosotros no lo hacíamos público por miedo a que terminara como La Calamita, con gente que construyó ahí y a la que después es muy difícil echar. De la gestión actual esperamos que puedan preservar el espacio un poco más, había un candado en la puerta de adelante, pero la tranquera de atrás permanecía abierta, de hecho, por ahí era por donde entraban los tractores a cortar el césped antes”, contó Rullo.
La Calamita es el nombre con el que se conoce a otro ex centro clandestino de detención que funcionó entre 1975 y 1978 en la localidad de Granadero Baigorria. Hace tiempo que diversas organizaciones de derechos humanos vienen exigiendo a la gestión provincial que haga las tareas necesarias para recuperar el espacio y poder levantar allí un sitio de la Memoria. Sin embargo, al día de hoy, la situación no fue resuelta.
María Celia Fernández, integrante del espacio Documenta Baigorria, cuenta que en el año 2017 el estado provincial recibió una donación de la familia Benzadón, los dueños del lugar donde se encuentra emplazada La Calamita. Estos le cedieron a la provincia una parte del terreno, donde está ubicado el casco de la estancia. “Nunca nos enteramos de los términos de esa donación, sabemos que ahora pertenece al Estado, pero el gobierno anterior no avanzó con ninguna iniciativa en el lugar. Recibió los papeles, pero nunca hizo actividades, incluso allí vive gente y el terreno tiene el cartel que dice propiedad privada”, destacó la militante.
Según Fernández, en el predio actualmente habitan unas diez personas en condiciones precarias y en situación de irregularidad, a las cuales el gobierno de Santa Fe debería reubicar en caso de querer avanzar con cualquier proyecto: “Eso fue donando para que se haga un espacio de Memoria, no para cualquier cosa, por eso venimos luchando y suponemos que la nueva Secretaria de Derechos Humanos se va a encaminar a reactivar el espacio, pero hay que ver qué pasa”.
Teniendo un antecedente tan importante como este, resulta como mínimo preocupante que La Quinta de Funes se haya descuidado al punto de quedar abierta. Desde hace años, los distintos organismos y asociaciones de DDHH hacen una labor muy importante por visibilizar estos espacios y lo ocurrido en ellos durante el terrorismo de Estado. Además de que en los mismos deben seguir llevándose adelante investigaciones judiciales correspondientes para continuar reconstruyendo parte de nuestra historia colectiva. El hecho de que se haya dejado un acceso libre al predio, permitiendo que cualquier persona entre y use el espacio, es una amenaza para dicho fin.
En espera
“Me sorprende enterarme de que La Quinta estaba abierta», señaló Gina Chiavarino, secretaria de Derechos Humanos y Género de Funes, en diálogo con Sin Cerco. «Incluso hace poco, por primera vez, hubo contacto entre el municipio de Funes y la provincia. Nos reunimos con la Directora Provincial de la Memoria en Santa Fe, Valeria Silva, y con una persona de una agrupación política de la gestión provincial anterior que era quien tenía la llave, lo cual nos resultó llamativo. No sabemos por qué era él quién la tenía, dado que es un ciudadano más de Funes”.
De ese encuentro, la funcionaria indicó que se estableció un acuerdo para entrar a cortar el pasto porque el terreno estaba en un estado de deterioro muy grande. Además, se definió por convenio que la provincia se haga cargo de mantener la parte edilicia y la Municipalidad de cuidar el exterior y la parte del predio, ya que el objetivo está puesto en avanzar y poder concretar un proyecto para el lugar. También tenían pensado ponerla en condiciones para abrir sus puertas el 24 de marzo y realizar allí mismo un acto oficial, aunque el contexto de alerta mundial por la propagación del coronavirus aplazó dicho plan.
Vale destacar que en el año 2016 una Ley provincial dictaminó la expropiación del lugar, convenio que fue rubricado en el 2017 por el ex ministro de Justicia y Derechos Humanos de la provincia, Ricardo Silberstein. Durante este tiempo, e incluso desde antes, se venían pensando varias propuestas para reabrir La Quinta como espacio de Memoria, con proyectos que iban desde poner en marcha un programa de recorridos guiados para contar su historia, hasta levantar una escuela pública dentro del predio. Sin embargo, Chiavarino destacó que, para concretar cualquier idea, primero debe armarse una Comisión de la Memoria, con organismos de Derechos Humanos e integrantes del Ejecutivo.
Según la funcionaria, la gestión actual dice que la parte edilicia no se puede tocar porque tiene que venir un grupo de arquitectos enviados por Nación que junto con las causas judiciales evalúen qué áreas se deben conservar dentro del terreno para avanzar con las investigaciones. “Se pueden plantear muchos proyectos, lo que no se puede es tocar en forma unilateral las zonas de los vestuarios y la casa de los caseros donde estuvieron los detenidos, eso hay que preservarlo. Pero hay mucha voluntad y un avance muy grande de parte del Gobierno provincial, en el poco tiempo que llevan de gestión, para concretar un proyecto en este espacio”, señaló Chiavarino.
Un pedazo de su historia
En La Quinta estuvieron detenidas 16 personas, entre ellas Tucho Valenzuela y Raquel Negro, quienes esperaban a sus hijos al momento de ser secuestrados. Tucho salió del país con los represores en el marco del plan conocido como Operación México, que consistía en infiltrar a Valenzuela en la reunión que Montoneros haría en tierra mexicana y atentar contra el líder máximo de la organización. Pero una vez que pisó suelo extranjero, Valenzuela se fugó y denunció los crímenes de la dictadura en Argentina. Tiempo más tarde, volvió al país en el marco de la Primera Contraofensiva, pero fue encontrado por integrantes de un grupo de tareas de la ESMA y decidió suicidarse ingiriendo una pastilla de cianuro.
Por su parte Raquel dio a luz a mellizos en marzo de 1978 en el Hospital Militar de Paraná. Ambos bebés estuvieron internados en la unidad de terapia intensiva de dicho hospital, y luego fueron llevados al Instituto Médico de Pediatría donde ingresaron a la niña como «Soledad López» y al niño como «NN López». Se sabe que las fuerzas de seguridad abandonaron a la niña en la puerta de un convento y fue dada en adopción a la familia Gullino. En diciembre de 2008, la organización Abuelas de Plaza de Mayo informó a los medios de comunicación argentinos sobre la recuperación de su identidad. La joven se presentó en la filial de Abuelas de Rosario y a los pocos días de su entrevista recibió una citación de la jueza que ordenaba la pericia genética. El 23 de diciembre de 2008, la jueza le informó que los resultados confirmaban que era hija de Raquel y Tulio. Sabrina Gullino Valenzuela Negro aún continúa buscando a su mellizo.
En 2016, al cumplirse 40 años del golpe de Estado, el predio fue señalizado por la provincia, en conjunto con la municipalidad de Funes y la Red Federal de Sitios de Memoria de la Nación. El 25 de noviembre del 2017 la Quinta abrió sus puertas como un nuevo espacio de Memoria. El ex subsecretario de Derechos Humanos de la provincia, Ramón Verón, calificó dicha apertura como “un paso enorme en la continuidad de políticas de Memoria, Verdad y Justicia” y señaló: “donde hubo muerte ponemos vida y seguiremos por ese camino”.
Fotografía: cedidas para Sin Cerco