Las mujeres solicitan un 14% menos de sueldo que los hombres

Por Azul Martínez
La lucha por la igualdad de género sacudió múltiples y diferentes esferas de la sociedad y el ámbito laboral no ha sido la excepción. Desde que el movimiento feminista fue ganando terreno en Argentina y alcanzando un mayor protagonismo en la agenda de medios, se pudo asentar con mayor ímpetu el reclamo por las desigualdades existentes en el mercado laboral. Este tópico pudo evidenciarse en las estadísticas que demuestran la brecha salarial entre hombres y mujeres, donde los datos numéricos confirman la primacía masculina en el reparto económico y en al acceso a puestos de trabajo de mayor jerarquía. Aunque las desigualdades en torno a los géneros también se evidencian en otra serie de factores que limitan el desarrollo laboral femenino como lo son: el acoso laboral –también conocido con el anglicismo mobbing, del inglés: asediar- ejercido por parte de compañeros o jefes y un mayor uso del tiempo que las mujeres emplean en la realización de trabajos no remunerados que atañen al espacio doméstico, como la limpieza de los hogares, la cocina y el cuidado de niños, entre otros.
Cifras que preocupan
El portal online de empleo de América Latina, Bumeran, realizó un relevamiento que se centró en analizar el proceso de búsqueda y postulación a empleos entre hombre y mujeres. Los resultados, lejos de reflejar la supuesta igualdad entre géneros que algunos sectores de poder prefieren pregonar con el fin de mantener el statu quo, demuestran que la equidad laboral entre géneros sigue siendo todo un desafío para nuestras generaciones y las que están por venir.
El principal dato que arrojó el informe es que las mujeres piden un salario 14 por ciento menor al que solicitan los hombres. Mientras que el sueldo promedio requerido por los hombres es de 47.161 pesos por mes, el de las mujeres es de 41.539 pesos mensuales y, si bien el 53% de las postulaciones son realizadas por mujeres, el sitio indicó que esta paridad se pierde a medida que se incrementa la necesidad de experiencia del puesto a cubrir. En ese sentido, en las ofertas laborales a jefe sólo el 30 por ciento de las postulantes son mujeres, lo que expone una tendencia a asociar esta clase de puestos a la figura masculina, que se construye bajo los estereotipos de liderazgo, fuerza, imposición, habilidades de negociación y productividad, capacidades requeridas para esta clase de tareas.
En cuanto al nivel de experiencia, también surgieron disparidades en los requerimientos según las profesiones a desempeñar: tecnología y sistemas es el segmento con mayor diferencia salarial según género, allí los hombres pretenden un salario un 25% superior a lo que solicitan las mujeres. Este dato está en consonancia con información relevada por la organización argentina sin fines de lucro, «Chicas en Tecnología». Según sus estadísticas, en base a un estudio realizado durante el período 2010-2015, se registraron 102.800 nuevas inscripciones en carreras relacionadas con Programación. De este total, el 83,98% corresponde a ingresos de varones y solo 16,02% a la inscripción de mujeres, lo que evidencia la primacía masculina en este tipo de carreras.
A su vez, hay áreas específicas, tales como ingeniería mecánica y electrónica, a las que las mujeres casi no se postulan -más del 90% son hombres-. Por el contrario, puestos relacionados a actividades de administración y finanzas fueron los que mayor proporción de postulantes mujeres tuvieron, conformando el 68% del total. Muchas de estas actividades están ligadas al trabajo de secretaria, que ya como su nombre lo indica, está destinado a una figura femenina, por lo que tampoco sorprende que la solicitud de mujeres sea mayor en esta clase de trabajos.
La lucha también cosechó frutos
Sin dudas, el accionar del movimiento de mujeres e identidades disidentes logró ampliar la conquista de derechos a sus sectores, encabezando luchas que supieron plasmarse en leyes, o con algunas que van camino a implementarse. Un ejemplo es la Ley de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política en Argentina, que fue sancionada el 23 de noviembre de 2017 y establece que las listas de candidatos al Congreso de la Nación -diputados y senadores- y al Parlamento del Mercosur deben ser realizadas ubicando intercaladamente mujeres y hombres.
En este sentido, otro avance se dio en el reclamo para implementar el cupo laboral trans que determina que el 1 por ciento de los empleos de la administración pública nacional sean ocupado por personas travestis, transexuales, transgéneros y masculinidades trans. Hubo cuatro provincias que aprobaron el mismo y son: Buenos Aires, Chubut, Río Negro y Chaco, aunque desde organismos denuncian las demoras en su implementación. Mientras que, en lo que respecta a las ciudades, Rosario fue una de las pioneras en instalar este derecho cuando en 2016 el Concejo Municipal de la ciudad aprobó la Ley de cupo trans para la administración municipal. Otro municipio que avanzó en la ejecución del mismo fue Paraná, donde se aprobó una ordenanza que reglamenta un cupo del 3 por ciento a la planta permanente del municipio. Siguiendo la línea de su vecino, Nogoyá ingresó el proyecto a la comisión de Legislación, Interpretación y Educación y el mismo será discutido en las próximas semanas.
Asimismo, un debate local que cobró relevancia nacional en los últimos días y que se encuentra vigente en la agenda mediática es la conformación y puesta en marcha de un grupo de mujeres colectiveras de Rosario que pelea por la igualdad de género en las empresas del transporte urbano de pasajeros. En mayo pasado, el Concejo modificó la ordenanza del 2006, que regula el servicio de transporte urbano, obligando a las empresas a que el 50% de los ingresos a planta sean mujeres. Esta iniciativa había tratado de implementarse en varias oportunidades, pero las contrataciones efectivas a mujeres nunca se realizaban. Luego de sancionarse esta medida, el pasado 26 de julio la intendenta Mónica Fein creó el Registro de Mujeres Postulantes destinado a quienes quieran ser colectiveras del Transporte Urbano de Pasajeros en la ciudad.
Foto: gráfico realizado por el portal Bumeran