La gorra como bandera

Por Diego Carballido. Fotografías: Noah Pellegrini y Cristian Maiola
Pibes y pibas. Wachines. Wachos. Turras. Viseras.
Hace tiempo que están instalados en el hablar cotidiano determinados vocablos que pretenden decir más que su significado. Palabras que quieren encerrar en su expresión una manera de estigmatizar a los jóvenes. ¿A todos los jóvenes? No, a todos no.
Una de las grandes marcas que distingue a la Rosario de los últimos años es la tensa convivencia que existe entre dos ciudades en un mismo territorio. Sin caer en el diagnóstico malintencionado hecho desde los límites de la General Paz y con el trabajo de grandes medios de comunicación que pretenden transpolar realidades colombianas o mexicanas al sur de la provincia. Sin entrar en ese nivel de mala praxis sociológica, sí, es cierto que la realidad rosarina tiene un correlato diferente por afuera de las avenidas principales. Los barrios son el albergue de otra calidad de ciudadanía que recibe un trato diferente de parte de las fuerzas de seguridad y sufre limitaciones ajenas a la hora de moverse libremente por toda la ciudad.
A las voces que impúdicamente reparten a los cuatros vientos verdades de cafetín, como por ejemplo “tienen pinta de chorros”, “se visten como ladrones” o “tienen caras de peligrosos”, a esas expresiones de fascismo explícito desde los barrios se decidió responder con organización, marcha, alegría, música y lucha.
La manifestación que en la ciudad de Córdoba ya lleva 12 ediciones, en Rosario, vivió su primera experiencia. Desde numerosas organizaciones barriales, políticas y sindicales se decidió poner en funcionamiento la primera Marcha de la Gorra.
El viernes último, las calles céntricas se vieron pobladas de columnas integradas principalmente por pibada proveniente de los barrios mostrando su descontento con respecto a los tratos y estigmas con los que conviven a diario.
Para el abogado Guillermo Campana, integrante de Causa Organización Popular, uno de los espacios organizadores, esta marcha representó «una necesidad de la juventud de expresarse y contar qué les pasa, qué se dice de ellos y qué realmente son. Es la necesidad de denunciar el hostigamiento, la discriminación y la estigmatización por vestirse de una manera o provenir de determinado barrio».
Las columnas partieron desde la plaza 25 de Mayo, casi una hora más tarde de lo previsto a causa de la arbitraria detención de parte de las fuerzas de seguridad, en plena autopista, del colectivo que transportaba a los participantes de la agrupación “Puentes” de la ciudad de Santa Fe. Abocados a la búsqueda insistente por encontrar alguna irregularidad que permita hacer regresar al vehículo, revisaron todas las pertenencias y demoraron por siete horas al coche en plena ruta. Lo viven a diario, era obvio que el día que decidieron organizarse y visibilizar su problemática no iba a ser la excepción.
«Siempre se habla de una gorra peligrosa, pero para nosotros la única gorra peligrosa es la de la policía” dice Guillermo, porque “la gorrita de los pibes es un símbolo de identidad. Ellos se sienten identificados por su manera de vestir y por eso la llevan todo el tiempo. Creemos que no es razón para que se los coloque en el lugar de peligrosos o ladrones. Existen muchos delincuentes que visten de traje y no son requisados cuando andan por el centro, pero si cualquiera de los pibes se acerca, lo primero que sufre es una requisa contra una pared».
Las columnas atravesaron el centro rosarino por calle Santa Fe donde los esperaba un escenario montado en la plaza San Martín. Cientos de pibes y pibas de los barrios periféricos transitaron, por una vez, tranquilamente las veredas y calles céntricas sin tener que estar atentos a la mirada sigilosa de las fuerzas de seguridad o de los vecinos.
La primera Marcha de la Gorra albergó a referentes barriales y políticos junto con familiares de casos de violencia institucional que batallan desde hace tiempo por visibilizar el trato desigual que reciben los pibes y las pibas en los barrios, de parte de las fuerzas de seguridad. Nelson es uno de los integrantes del grupo de amigos que fue hostigado y golpeado por la policía en la zona de las Cuatro Plazas cuando se encontraban simplemente tomando una gaseosa en grupo. «Cuando te pones la gorrita, la gente automáticamente piensa que sos un delincuente y no es así, para nada» expresó Nelson, quien a partir de lo ocurrido comenzó a militar en la agrupación La Garganta Poderosa. «Que yo haya podido contar lo que me pasó, creo que ayuda para que otros también se animen a denunciar. Lo que nos pasó en las Cuatro Plazas, pasa seguido pero los pibes se callan porque tienen miedo». *
Las rimas del freestyle coparon el escenario montado en la plaza de Dorrego y Santa Fe demostrando la fuerte presencia que tiene este estilo musical entre los adolescentes en los barrios. Una forma de canalizar muchas de las broncas e injusticias que se respiran por afuera de las avenidas céntricas.
«Es muy importante que se haya podido realizar la marcha en Rosario ya que estamos en una provincia donde el índice de homicidio afecta principalmente a la juventud” reflexiona Guillermo Campana y hace referencia a que, en Santa Fe, cada 23 horas el Estado mata a un joven o adolescente de barrio popular a través de prácticas sistemáticas ejecutadas por las fuerzas de seguridad.
“Los casos de torturas y malos tratos tienen como víctima principal a la pibada, al igual que el narcotráfico. Porque son los jóvenes de barrios populares quienes, ya sea como vendedores o compradores, están presos de la sustancia que se comercia en los territorios” sostiene Campana y concluye: “Nunca se ataca a los responsables de guante blanco que están por encima de todo y haciendo negocios».
*Aclaración: luego de realizar esta entrevista en la plena marcha con Nelson, alrededor de la medianoche de ese viernes, la policía de Santa Fe lo detuvo de manera arbitraria junto a su madre y su primo, trasladándolos a la Comisaría segunda. Los liberaron recién a las 6 de la mañana, muy golpeados y en estado de shock.
Nelson volvía en auto de ver el partido de Central-Estudiantes junto a sus padres y su hermana, cuando vieron que su primo había sido detenido en un control de moto.
Al bajarse del auto, tras varios encontronazos, las fuerzas de seguridad comenzaron a golpearlo, a él y a su madre, además de amenazarlo de muerte.
“CAGARON A TROMPADAS A MI VIEJA, DELANTE MÍO”* Por Nelson Retamozo, militante de La Poderosa, torturado por la…
Publicado por La Garganta Poderosa en Lunes, 26 de noviembre de 2018