Brasil: Una ola de violencia

Colaboración especial por Leandro Yanson
La victoria de Jair Bolsonaro en Brasil trajo consigo una expresión material de las reivindicaciones que planteaba en su discurso -con las imágenes de militares celebrando en las calles y de personas de “a pie” armadas sumándose al festejo- algo que a sólo días del triunfo se manifestó con hechos de violencia impulsados ya no por el gobierno o el Estado, sino por los mismos “bolsonaristas”.
Cuando ocurren varias de las llamadas situaciones de “inseguridad”, -que se refieren particularmente a un sesgo de crímenes violentos ya que muchos son dejados fuera, como por ejemplo los femicidios- los periodistas de policiales comienzan a hablar de una “ola de violencia”. Brasil está considerado como uno de los países más violentos del mundo por su índice de asesinatos en base a la cantidad de habitantes. Tan sólo un día después de las elecciones comenzó una ola de violencia, solamente que está no pasó a ser el título fetiche de las redacciones brasileras.
Al día siguiente de la victoria de Bolsonaro, los residentes de una aldea indígena llamada Aldeia Passarinho en Miranda, fueron emboscados por grupos de estancieros que comenzaron a disparar hacia el área de sus residencias.
Desde la bancada de los terratenientes y de los empresarios del agro, están impulsando un intento de desalojo violento hacia una de las comunidades más antiguas de Brasil, el Quilombo Campo Grande. Al día siguiente de la victoria del candidato del Partido Social Liberal, un grupo de personas se acercó a incendiar la zona cercana a las viviendas de la Comuna Irmã Dorothy.
El 26 de octubre tuvieron lugar una serie de acciones policiales: las fuerzas armadas irrumpieron en 17 universidades del país, destrozando toda propaganda política de las agrupaciones universitarias, e intentaron detener a docentes por estar “impartiendo contenido ideológico”. También hubo un enfrentamiento entre estudiantes y ciudadanos, ya que estos últimos intentaron amedrentar a estudiantes que se manifestaban en contra del fascismo.
Un personaje de la farándula política afirmó en la tele “no me preocupan los Bolsonaro, me preocupan los bolsonaristas”, algo que ciertamente muestra un correlato con la realidad, ya que Bolsonaro no precisa tomar medidas para enfrentar las ideas contrarias a su política, ya que cuenta con una masa social que está más que abierta a hacerlo por él. Todo bajo el amparo de una justicia que al parecer no buscará intervenir ante estas situaciones violentas, menos incluso al conocerse la noticia de que el Juez Moro -quien tuvo a su mando la operación lava jato- pasará a formar parte del gabinete de Bolsonaro, como Ministro de Justicia.
Al respecto de la situación actual y de las posibilidades de modificar la realidad que se vive en Brasil, Joao Pedro Stedile, dirigente nacional del MST, dio declaraciones en el diario brasilero Brasil de Fato.
“Como un breve balance, más allá del resultado electoral, la última semana (tras las elecciones) se consagró una victoria política de la izquierda y de los movimientos populares. Tuvimos innumerables manifestaciones de todas las fuerzas organizadas. Sindicatos, intelectuales, estudiantes, universidades. Nunca antes en la historia de Brasil tuvimos a más de 500 mil mujeres en todo el país, en 360 ciudades, que fueran a decir a las calles “ele Nao”, “fascismo nao”, de manera que no comparto que el balance sea una derrota política, sufrimos una derrota electoral, pero salimos de este proceso unidos, con capacidad de fuerza organizada para resistir a la ofensiva fascista.” Afirmó Stedile.
Finalmente para pensar en el proceso de construcción de una alternativa a la propuesta de Bolsonaro Joao Pedro agregó: “Se noto claramente, en las últimas semanas, un nuevo aliento, una nueva interpretación de lo que aconteció en Brasil. Mucha gente se movilizo independientemente de los partidos y movimientos, de allí sacaremos las energías que necesitamos para resistir al fascismo. Tenemos que tener en claro que lo que nos va a dar una correlación de fuerzas, no es un discurso o un mensaje de Whatsapp, lo que modificará la correlación de fuerzas será resolver los problemas concretos de la población, y si nosotros organizamos a la clase trabajadora y a la población para resolver sus problemas podremos cambiar esta situación que vivimos”.