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Frutillas que enseñan




Por Loreley Flores. Fotografía: Ana Isla.

"Dicen que la historia 'la escriben los que ganan' pero en verdad, la historia la escriben quienes saben escribir y cuentan con los recursos suficientes para sacar a la luz sus ideas. ¿Qué pasaría si todas las niñas, niños y adolescentes del mundo pudieran dejar un testimonio escrito de las injusticias que viven?", se pregunta y nos pregunta Lucía Gorricho en su libro "Frutillas".

Lucía es profesora de geografía, es la profesora que aprobó a Gabriela, aún cuando ella le había dicho claramente que no sabía nada.

La historia que comparten es conocida porque se viralizó, nos conmovió por un momento y luego la olvidamos. Lucía la rescató de nuestro olvido para decirnos algo, para abrir debates y discusiones y para que nos cuestionemos qué es enseñar y qué, aprender; cómo se piensa la educación y qué se "mide" cuando se evalúa.

Lucía llegó en 2016 a hacer un reemplazo en una escuela de sierra que se ubica entre Mar del Plata y Balcarce. Gabriela necesitaba aprobar un examen para pasar de año. Lucía preguntó y Gabriela contestó que no sabía nada. Gabriela no había podido estudiar, no tenía carpetas ni tiempo. Gabriela no sabía la lección, pero tenía saberes que se anclaban en su propia historia de vida que poco le interesan al actual sistema educativo. Gabriela dijo: "No sé nada" y muchas personas aprendimos

En el marco del ciclo "desclasificadxs ROSARIO"*, Lucía Gorricho estará hoy a las 18.30 en nuestra ciudad, en el IES 28 "Olga Cosettini" -Sarmiento y Rueda-  presentando "Frutillas", junto a Beatriz Argiroffo, y Sin Cerco conversó con ellas.

—Lucía, ¿qué es "Frutillas"?

—"Frutillas" es un libro sobre educación y trabajo que surgió a partir de la divulgación que tomó en las redes sociales y, a partir de ahí, también en los medios de comunicación de Argentina y de otros países del mundo, una evaluación que tomé en marzo de 2016. Me surgió la necesidad de explicar el contexto, es decir, lo que sucedió antes y después en mi vida; y cómo llegué a tomar la prueba de esa manera, poder justificar cuál fue mi trabajo y por qué evalué como lo hice.

—En el libro contás que tu blog pasó de tener 200 visitas a 300.000 en menos de una semana

—Hubo miles de personas que me alentaron, pero también surgieron muchas críticas basadas en el desconocimiento, por eso me pareció importante contar el contexto y las prácticas pedagógicas que realicé en otras escuelas en otros momento de mi vida como para aportar al debate pedagógico, a la crítica que personalmente hago a la evaluación estandarizada y a los y las docentes como concentradoras del poder y del monopolio de los conocimientos dentro del aula.

—Hablás también de injusticia pedagógica, ¿en qué consiste?

—La injusticia pedagógica consiste básicamente en enseñar contenidos, proponer tareas y evaluaciones sin tener en cuenta la realidad personal de quien está estudiando. Esto surge porque en una entrevista un locutor me preguntó si no me parecía injusto haber aprobado a Gabriela, teniendo en cuenta a quienes sí habían estudiado. Lo injusto, para mí, es plantear tareas iguales, cuando dentro de un mismo curso hay estudiantes que tienen acceso a internet, que tienen biblioteca en su casa y ayuda especializada, mientras hay estudiantes que no tienen nada de eso, pero que además viven en condiciones de hacinamiento, lo cual les dificulta muchísimo hacer las tareas. El problema del abandono escolar, que es grave en Argentina, es piramidal. En provincia de Buenos Aires, de cada 100 estudiantes que empiezan la primaria solo 30 la terminan, y eso no es solo porque tengan que trabajar, aunque muchas veces sí, es porque trabajan, pero en general es porque no están entendiendo las consignas. No tienen capacidad de entenderlas porque los contenidos están muy por fuera de su realidad y de lo que están viviendo, de su cotidianidad. Eso es lo que lleva a frustraciones reiteradas y de ahí, al abandono.

Tema libre: La Vaca

Roberto Fontanarrosa, en el cuento "Maestras argentinas" ensaya un posible origen de la redacción: la vaca. "Ayer decidí cambiar el método que siempre utilizamos. Quise darles a mis chicos una alternativa diferente que los arrancara de la enseñanza rutinaria. Esta vez, en la clase de Habla Hispana, dejé de lado nuestra clásica composición 'Voyage autour de mon bureau' y quise sorprenderlos con algo propio, conocido, cercano. Fue entonces cuando les propuse escribir sobre 'La Vaca'". En este cuento, Clara Dezcurra, una maestra rural, descubre que sus estudiantes no pueden escribir acerca del "pupitre" porque no conocen uno, pero la vaca les incentiva a escribir páginas y páginas y eso revoluciona la historia.

—El 7 de noviembre se tomaron en todo el país las evaluaciones "Aprender", ¿qué pensás al respecto, Lucía?

—No hace falta invertir en evaluaciones estandarizadas en las que se evalúa a todo el mundo igual, con las mismas preguntas y las mismas ideas, más allá de si es una escuela privada, o una estatal del centro o de la periferia o una escuela rural. Ahí, me parece que hay un problema. Además, son preguntas con opciones múltiples porque es más sencillo de corregir y eso hace que se copien muchísimo y que aparezca también el azar, pueden elegir cualquier opción con la posibilidad de acertar. Esto sirve para demostrar lo que ya sabemos: es muy desigual el nivel de aprendizaje en escuelas donde tienen presupuesto, ya sea porque son privadas o porque son acompañadas por cooperadoras de padres y de madres que hacen que funcionen un poco mejor, y hay otras donde las condiciones de trabajo y aprendizaje son muy difíciles por las situaciones de violencia que se viven constantemente y en algunos casos, por falta de nutrición. Faltan alimentos básicos para el razonamiento o el pensamiento. Creo que evaluar no tiene tanto sentido como enseñar, se le pone mucho hincapié a los resultados, al rendimiento, a la nota o a la competencia y no se tiene en cuenta qué se está enseñando, para qué, qué tipo de estudiantes queremos formar.

Beatriz Argiroffo es profesora y licenciada en historia. Ella vive en Rosario e integra el Frente por la ESI. Con ella también conversamos sobre educación, evaluaciones y el libro de Lucía.

—Beatriz, leíste "Frutillas", contanos como docente ¿qué te pasó con el libro?

—La experiencia de Lucía nos hace pensar en las evaluaciones: la educación común con contenidos mínimos uniformes, que no contemplan la experiencia ni la realidad de las y los estudiantes y esto, me parece, que establece entre quienes viven en ambientes que tienen códigos similares a los que enseña la escuela y quienes no, una brecha de imposibilidad de aprendizaje. En nuestra ciudad hubo un rechazo hacia el operativo "Aprender" -evaluación estandarizada que se toma en todo el país- porque no tiene en cuenta cuáles son los saberes que tiene el estudiantado y qué cosas "mide" la escuela, porque se conciben en términos de medir.

Por otro lado, otra cosa en la que me hizo pensar "Frutillas" es que en las escuelas se enseña que los niños y las niñas no deben trabajar, y en base a eso se deslegitima a quienes sí trabajan y no son pocos. De eso no se habla, está dentro del currículum nulo, entonces termina obturando la posibilidad de recuperar esa experiencia del estudiantado y de que se tomen en cuenta los saberes previos que traen; a partir de los cuales deberíamos trabajar en el aula, y adecuar los contenidos y ponernos a pensar en qué estamos enseñando y cómo lo enseñamos. Desde la escuela se dice "no trabajan" entonces no existen quienes trabajan.

Para Beatriz, Lucía como docente, lejos de quedarse con lo que dice un manual, tiene una mirada crítica sobre el currículum y produce conocimiento, no se limita a reproducirlo. "Lucía se posiciona en productora de conocimientos y en este sentido, me parece que su aporte es maravilloso y que es un libro fundamental para trabajar en la formación docente", afirma.

"Dijo que no sabía nada"

Dijo que no sabía nada. ¿Por qué lo dijo? ¿Quién la convenció de tal cosa? ¿Es la escuela, son las y los docentes, es el sistema educativo, la sociedad, somos todos y todas quienes le decimos a Gabriela que no sabe nada?

¿Cuándo fue que dejamos de escucharla? ¿Cuándo fue que clasificamos y normalizamos el conocimiento? ¿Cuándo fue que la educación comenzó a frustarnos en lugar de liberarnos?

—Hay una frase de Jean Piaget que dice: "El principal objetivo de la educación es criar personas capaces de hacer cosas nuevas, y no solamente repetir lo que otras generaciones hicieron". Creo que el desafío es construir una currícula que tenga en cuenta las necesidades populares y no una que solo piense en las exigencias del mercado, donde muchísima gente se queda afuera de la realidad, dice Lucía.



*Desclasificadxs es un ciclo que comenzó en Rafaela este año, pero que se empezó a gestar el año pasado con la idea de compartir el recorrido lector de dos activistas feministas, amantes de la literatura. En 2018 se hará en Rosario, con el eje temático: trabajo.
Post date: 2017-11-10 03:01:04
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Post modified date: 2017-11-13 20:32:36
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