El ambiente de hoy

Por Diego Carballido. Fotografía: Rapto
Lucas y Renzo son los responsables de Rapto. Un sitio web donde se retratan figuras de la música o de la literatura, en un marco distendido, con charlas a fondo acerca de sus proyectos. El presente de la página luego de un año de trabajo, el desafío de emprender un medio digital y la actualidad de la cultura de la ciudad, fueron algunos de los temas que se colaron en esta charla de café.
Hoy, es bastante fácil crear un medio de comunicación a diferencia de décadas pasadas, donde hacía falta un gran grupo de personas, inversionistas, directivos, entre otras. Hoy es mucho más sencillo. Pueden ser muchos o solo dos, como el caso de Rapto. “Es bastante fácil tener un medio de comunicación, la cuestión es diferenciarse” dice Renzo Leonard, fotógrafo y uno de los cofundadores del sitio web que apunta a un registro minuciosos de las actividades culturales de la ciudad, con un sello propio. El estilo Rapto.
Lucas Canalda es periodista, y la otra pata de este binomio fundador de Rapto. Lucas se encarga de las crónicas minuciosas y extensas; sus entrevistas buscan transmitir sensaciones y, sus palabras, conforman una armonía estética junto con las producciones fotográficas que realiza Renzo.
—¿Cómo nace la idea de armar Rapto?
Lucas (L):—Teníamos ganas de hacer un proyecto en común y veíamos, en mi caso desde el periodismo, que con respecto a la cultura faltaba mucho por decirse. Casi no existía la extensión y todo se estaba reduciendo a gacetillas que eran regurgitadas una y otra vez. Consideramos que había una falta de contenido. También veíamos que, en los últimos diez años, se venía gestando una gran movida en lo artístico, especialmente en la música. Por lo que había mucho por contar, y quisimos poner el GPS en eso.
—En las notas del sitio se percibe una especie de juego con los entrevistados y no se atan a la cobertura clásica de espectáculos.
L:—Tiene que ver con la idea de volver a las fuentes. Ser testigos y estar presentes donde suceden las cosas, captando el momento con la fotografía, anotando algún suceso ocurrido abajo o sobre el escenario. En materia de actividades culturales, estamos siempre limitados a una agenda que anticipa lo que va a venir pero después se cuenta poco de lo sucedido. Rapto tiene una coherencia interna; donde una nota te lleva a la otra, por eso, muchas coberturas se arman de una manera diferente.
—¿Cuál es el criterio para elegir las imágenes que retratan las notas?
Renzo (R):—Depende de la banda, o del entrevistado. Siempre buscamos una foto que funciona de cabecera y de miniatura en redes sociales antes de entrar a la nota, y después alguna otra que acompañe el cuerpo de la nota. Me gusta hacer muchos retratos, por eso, está bueno cuando son varios integrantes. Sin embargo, todas las imágenes tienen una coherencia estética.
—Después de un año de trabajo ¿la página les impuso una dinámica y una periodicidad de producción de material?
L:—Sí, totalmente. La regularidad y la constancia son las herramientas, tal vez, más importantes. Sobre todo ahora, donde intentamos captar la atención del público que ya nos lee y seguir sumando lectores. Por eso, en el último mes nos estuvimos rompiendo el lomo para publicar más de una nota por semana. Siempre apostamos a la diversidad, y tratamos de que cada nota sea diferente a la anterior, por ejemplo, ahora se vienen notas sobre tango, música hardcore y sobre literatura.
R:—La constancia es la que permite que el público visite nuestro sitio, porque saben que algo va a aparecer. Nosotros publicamos todos los lunes, por ejemplo, y la gente entra directamente y no espera que el material se les «tire en la cara» en las redes sociales. Es algo similar a lo que sucede con las series.
—¿Cómo se eligen los entrevistados? Veo que hay músicos, escritores, entre otros.
L:—A veces tiene que ver con quién visita la ciudad, hace poco estuvimos con Fernando Samalea en el CEC. Pero generalmente no hacemos agenda porque te roba los tiempos y te condiciona el contenido. Desde que empezamos a imaginar la página tenemos una lista propia de gente que queremos entrevistar, pero esperamos el momento adecuado. Por ejemplo, desde que arrancamos, Renzo quiere hacer fotos con Charlie Egg de Planeta X y hace como un año y medio que estamos esperando que salga el nuevo disco. Tratamos de liberarnos para no estar condicionados porque queremos hacer una buena devolución. Cada fin de semana, nos llegan propuestas de discos nuevos o de recitales, y con una mano en el corazón les tratamos de explicar nuestra forma de trabajo. Porque las notas son extensas, en algunas hemos tardado hasta tres meses en terminarlas, y muchas veces queda afuera gente que conocemos.
R:—Tenemos una forma de trabajo que no se puede realizar de otra manera. Existen muchos medios que cubren la agenda, y ahí está el diferencial nuestro.
En esa búsqueda del estilo propio, Lucas y Renzo, cuentan con orgullo cómo muchas de sus producciones han sido reproducidas por los mismos entrevistados, o sus fotografías utilizadas para fines de difusión. Entre esos casos, podemos nombrar a Rubén Patagonia, Richard Coleman o Hernán Casciari “Hernán nos recibió en su camarín antes de la función y pudimos hacer algunas fotos ahí; igual el tipo, toda la onda” dice Lucas.
—¿Tienen algún tipo de financiamiento?
L:—No por ahora y es un tema clave. Porque sabemos que quienes invierten en publicidad, en Rosario, la siguen viendo como un gasto y no como una inversión. Además, son seis los medios grandes que concentran toda la pauta publicitaria, incluyendo la proveniente del Estado. Fuera de eso, son pocos los actores que disputan esa pauta.
R:—En el rubro que estamos nosotros, la mayoría de la publicidad proviene del seguimiento de la agenda, y nosotros no lo hacemos. En la web, hoy no tenemos ningún adword de publicidad. No lo descartamos, pero a mí me cuesta un poco ponerlo, por una cuestión estética (risas).
—Hace un tiempo, leí una nota de la Revista Apología que hablaba de la desaparición de la noche bohemia y cultural de la ciudad. Ustedes, a partir de la experiencia Rapto ¿qué opinión tienen al respecto?
L:—La ciudad estalla en cuestiones culturales, de todo tipo, pero hay que tener una visión clara. Rosario se conforma de micro escenas, que muchas veces conviven y otras no, porque hay problemas de ego. Algunos venden más de ochenta entradas y piensan que son Kanye West, por eso se produce una fuerte división. Al mismo tiempo, la Municipalidad tiene una ceguera importante. Hay una idea del Partido Socialista, pos Cromagnon y pos tragedia de calle Salta, que deriva siempre en el cierre de espacios culturales. Evidentemente, existen calidades de vecinos y sus opiniones valen más que la de la gente que está produciendo verdaderamente el futuro cultural de la ciudad. Por eso, las actividades estallan por todos lados, pero hay cada vez menos lugares. No tiene que ver con los organizadores, sino que hay un ahogo desde el Estado. Por ejemplo, en el Bar Olimpo se acercaron desde la Secretaría de Cultura para ver como lo podían «pilotear», pero al mismo tiempo decían «no es una cuestión que nos corresponda». Y fue un lugar que desde hace tiempo venía siendo bombardeado con multas y clausuras temporales. Lo mismo se puede decir de Bienvenida Casandra, hace unos años atrás. También hay una desunión entre nosotros, porque en La Plata cuando intentaron cerrar Pura Vida, un bar emblemático para el rock nacional, la gente salió a marchar para evitar la clausura. Los lugares de pertenencia y de identidad no son una problemática solo del músico, también tiene que ver con lo que me representa a mi como espectador. Yo no quiero ir todo el tiempo a los lugares donde el Estado, municipal o provincial, te dice «acá sí podes venir». Además, hay una coincidencia a nivel nacional, y cuando los tiempos se ponen feos para la cultura también existe un estímulo enorme para marchar y resistir. Una ebullición que está buenísima. La cultura no va a morir nunca porque siempre va a encontrar una cueva para hacer actividades.
—En esa escena tan complicada y con cierre de lugares ¿qué reconocen ustedes como sonido de vanguardia?
L:—Hay cuestiones que suceden en el Gran Rosario, a pesar de que Rapto retrata principalmente lo que sucede en el centro, donde la marginalidad y la mierda que se vive a diario en los barrios rosarinos se ve retratada en la movida del rap. Son pibes que escupen su verdad.
R:—También estamos en un momento bisagra. Ante la necesidad surgen muchas cosas. Por las limitaciones de los lugares y las necesidades de los músicos, se están formando muchas bandas más chicas, con más sintetizadores y menos baterías. Es, por lo menos, lo que yo más escucho.